fin de una larga semana. fin. mañana comienza el periplo de cada fin de semana, ir al súper, limpiar el piso, lavar ropa, planchar, guardar, etc. hoy aproveché para recuperar el sueño perdido en una noche escabrosa donde unos seres invisibles no nos dejaron pegar un ojo. Cuando vivía en Rosario los problemas eran los paros de maestros, de organismos públicos, las manifestaciones, las reuniones entre gremios, los escraches; acá en Europa uno se despierta en otra realidad. La de la guerra que la ETA le hace a España arbitraria y discriminadamente, la del hombre español promedio que mata a su mujer con un hacha, las muertes absurdas y retorcidas; con eso uno se despierta acá en Europa. Claro, tenés los diseñadores, tenés la vanguardia, tenés los placeres al alcance de la mano, tenés la moda rápida y a la vuelta de la esquina, lo tenés todo aquí y ahora. Incluso si no tenés dinero, como es mi caso, hay todo para todos, acá nadie está excluido, a menos que vengas de África y no hables español, ahí capaz te deporten, capaz. Eso es Europa, para algunos, para muchos. Para mi es un mundo nuevo que se me entrega dócil y no me aburro. No. En el trabajo hay una chica nueva que viene de Buenos Aires, hace ya dos años que está acá pero tiene toda la frescura azul y blanca en el corazón. Cada vez que me cruzo con ella por los pasillos no puedo evitar decirle algo del tipo... "hola querida", y no podemos parar de reírnos. Se enamoró de un inglés que conoció en Don Torcuato hace tres años, él de turismo, ella de joda, algo les entró furtivo en el corazón, él se volvió a su Londres para volver al cabo de un tiempo a ver si lo que le dolía tanto en el pecho eran esos ojos: hace dos años que viven juntos en algún lugar del Raval. Ella es fresca, sana, tierna y tiene una diplomatura de artes escénicas, se ríe, gesticula, se contonea. Una latinoamericana feliz en tierra extranjera. Igual que yo. 
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