
Cuando uno deja su tierra (pais o semejante) para vivir indefinidamente en la clandestinidad comienza anio tras anio a ser consciente de su propia realidad, adquisicion imposible de obtener si se hubiera quedado estancado en su terrunio natalicio a menos que se inyecte liquidos intravenosos o que haga 3 semanas de ayuno en Tandil, cosa bastante improbable en la mayoria de las personas.
Una de las cosas que hemos tenido el placer de evidenciar en esos anios de destierro es como es la gente de otras culturas. Empezas a ser consciente que tu cultura, en la que siempre viviste y en la que te sentiste comoda, no es mas que una cultura mas, ni mas ni menos, una cultura mas. Y despues de haber conocido a unos cuantos podes decir por ejemplo que los colombianos son interesados, especuladores, desconfiados y frios, que los franceses son gente muy rara, sucios, taciturnos y presumidos. Y no podes evitar toparte con ellos, con el movimiento global de poblacion de estos dias, el nomadismo laboral incrementa las posibilidades de tener que verles las caras. Y claro, se las ves, convivis con ellos, los conoces, de a ratos los queres pero la mayoria de las veces agradeces haber nacido en tu pais y haber vivido la vida que viviste. Y corres con ventaja.