27.4.07

Abajo las marujas

40 horas paso a la semana con las marujas esas. 40 horas semanales en el trabajo, con gente que hasta llegás a considerar familia tuya de tanto que los ves. Y lo que más frustración me da es que no me dejan reciclar. Eso es lo que más toca mi corazón de ecologista que no fue. No fue porque antes de ficharme Green Peace me fichó un catalán que me hizo suya y me llevó para su casa y aquí estoy, escribiendo estas líneas. Leí por ahí que Barcelona es una de las ciudades europeas peor equipadas para reciclar la basura que la gente tira. En el barrio donde vivo tenés contenedores para vidrio, papel, cartón y plástico, tenés todo, pero ahí donde trabajo no hay más que los tradicionales y lo cierto es que no ayuda tirar tanto plástico cuando se podría reciclar... pero claro, en mi trabajo las marujas se preocupan por otras cosas como los modelitos que llevan sino es que el nivel de estrés las tiene como locas mal orientadas, gritando por los pasillos como si una fuera a dar a luz. Si yo tuviera que gritar mientras hago el café, actividad que llevo haciendo consecutivamente desde que volví de Argentina con los alfajores bajo el brazo para everybody pero no grito, no grito porque siempre me caractericé por ser original made in usa y lo seguiré siendo, agacho la cabeza y me voy con la tacita tratando de recordar el estribillo de alguna canción de los sesenta, época en la que no se reciclaba, para nada. Y me voy diciendo que mi corazón es celeste y blanco even if my body´s somewhere else.

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