La vida a uno a veces lo pone a prueba, digamos, se te presenta algo, algo nuevo, que nunca antes habías visto o habías tenido enfrente... se te presenta y es como que te ves a vos mismo desde afuera... actuando, reaccionando... es algo nuevo, nuevo, conocido, sí, porque mirás televisión, sabés de otras vidas, pero nunca lo habías tenido enfrente, primera vez, y sentís que no sos vos, que estás mirándote desde afuera.
Cuando conocés gente nueva y de otras culturas y con otras costumbres de las tuyas es como ponerte a prueba, no tenés miedo, no, porque vos sabés quién sos, y de donde venís, pero te encontrás a vos mismo nombrándote y te gusta ver como ese vos mismo que lanzás te va a dar a la cara a lo boomerang.
Hace unos años atrás escribía un montón y no hacía más que hablar de teorías filosóficas y de intringulis intelectuales, musicales y artísticos, tenía en torno mío a algunos amigos, nos juntábamos a pensar sobre la vida, la muerte y la gente, hablábamos, hablábamos y hablábamos. A veces cuando pienso en aquellas épocas me pongo melancólica... pero después me digo a mi misma, andá, andá y juntate, filosofá, enredate en discusiones en torno a temas intelectuales, aquellos que te ocuparon, andá, me digo, andá, pero no hay forma de animarme, por más imperativa que sea la exhortación, no hay forma. Será que los años pasan, puede ser, al menos tengo el gesto de levantar la copa por los amigos que fueron. Y adonde estarán, corazón.